Pasión ovalada

05/01/2015

No sólo de listas de lo mejor del año vive el hombre en estas fechas. Además de mirar hacia atrás, es momento de anticipar lo que viene en 2015. Libros, discos, giras, películas, series. No pueden faltar los deportes. Estuve ojeando una de esas listas y encontré varias citas interesantes. Si hace unas semanas hablaba de la gesta de las Guerreras, en breve será el turno de los Hispanos, su contrapartida masculina, que intentarán renovar el cetro mundial conseguido en 2013. Pero faltaba una cita a la que deberían hacer más caso. Del 18 de septiembre al 31 de octubre se celebrará la Copa del Mundo de Rugby en Inglaterra (con alguna esporádica escapada al Millenium Stadium, o Estadio del Milenio, en Cardiff, Gales).

No soy un gran entendido en rugby, pero seguro que me escapo a ver algún partido. Hay que tener en cuenta que para esas fechas, lo más seguro es que esté en Irlanda, siempre y cuando haya conseguido curro. Así que no es difícil imaginarme en el pub con una Guinness en la mano, jaleando las acciones del XV del Trébol con la camiseta que compré al lado de Rock of Cashel, un castillo que visité en 2013. Camiseta que no es de la selección, pero es bien molona. Sin duda, el grupo que le ha tocado en suerte a los chicos de verde tiene su morbo, pues se enfrentan a Francia, a quien derrotaron in extremis el año pasado en el VI Naciones, con un avant (pase adelantado) de los franceses, que hubiera supuesto la victoria gala en el límite de los ochenta minutos. El XV del Gallo buscará venganza, más aún siendo una copa del mundo, por lo que se prevé un partidazo. Completan el grupo Italia, Canadá y Rumanía.

Siguiendo con los grupos, de los favoritos han tenido mejor suerte Sudáfrica y Nueva Zelanda. Los Springboks tienen en su grupo a Samoa, Escocia, Japón y Estados Unidos. Los isleños se enfrentarán a Argentina, Tonga, Georgia y Namibia. A priori, no parece que vayan a tener problemas en pasar, probablemente junto a escoceses y argentinos. Pero la salsa está servida en el grupo A, donde Fiyi y Uruguay ejercerán de comparsas ante los tres cocos: Australia, Inglaterra y Gales. Uno de los tres equipos no jugará en Twickenham los cuartos de final. Ante tal perspectiva, mi hermano y yo resumimos todas las implicaciones en un enfático ¡Jo, tío!. Esa expresión abarcaba todo el rango de sentimientos desde «nos vamos a perder a uno de los buenos en cuartos» a «menudos partidazos que veremos en la fase de grupovi s», pasando por «menuda suerte que han tenido Sudáfrica y Nueva Zelanda».

Eso sí, este mundial dejará una sensación rara. Cuando Irlanda salte al césped, no veremos con el 13 a la espalda al gran capitán Brian O’Driscoll, quien decidió el año pasado que, a sus 35 tacos, ya había tenido bastante y se retiraba a la conclusión de la temporada. Tras de sí deja récords como el de más ensayos conseguidos para Irlanda (46), el de más ensayos conseguidos en el VI Naciones (26) y mayor número de internacionalidades (133 para Irlanda, 83 de ellos como capitán, y 8 más con los British and Irish Lions, selección que cada 4 años reúne a los mejores jugadores de las Islas Británicas, con los que también consiguió un ensayo, elevando su cuenta en partidos internacionales hasta 47). BOD no pudo tener mejor despedida que la del citado partido ante el XV del Gallo, en el que fue elegido hombre del partido de forma simbólica, pues los dos ensayos, dos conversiones y un golpe de castigo anotados por Jonathan Sexton eran mérito de sobra para lograr el reconocimiento. Ahora habrá que ver quién se enfunda la elástica con el número 13 y acompaña al veterano D’Arcy en el centro de la zaga irlandesa.

¿Y dónde queda España? Pues en casa. No se clasificó en las eliminatorias tras ganar dos partidos, empatar dos y perder seis. La única ocasión en la que llegaron a la fase final del mundial fue en el 99, donde cosechamos el dudoso honor de ser la única selección clasificada para una fase final que no consiguió ni un ensayo, derrotados por Uruguay (27-15), Sudáfrica (47-3) y Escocia (48-0). Recuerdo haber visto casi enteros los dos últimos, con el público escocés en Murrayfield aplaudiendo la voluntad de los españoles de conseguir un ensayo, rechazando la posibilidad de pedir palos y transformar aunque fuera un golpe de castigo. No hubo premio, y queda el desgraciado récord en las estadísticas y no el generoso esfuerzo del XV del León.

Barriendo para casa, la ciudad de Valladolid perdió a tres equipos de la máxima categoría la temporada pasada. Descendieron el Real Valladolid en fútbol y el CB Valladolid en baloncesto, mientras que desaparecía por problemas económicos el BM Valladolid. Pero mantenemos en la División de Honor de rugby a los dos clubes de la ciudad, El Salvador y el VRAC, también conocidos como El Chami los primeros y el Quesos Entrepinares el segundo. Junto con Madrid, Valladolid es la única ciudad española con dos equipos en la máxima categoría de rugby, ambos con bastantes éxitos en los torneos nacionales. El VRAC se trajo a casa la Copa Ibérica hace unos días, al ganar 32-8 al Universitario de Lisboa. La rivalidad entre los clubes de la ciudad del Pisuerga es enconada, hasta tal punto que la esposa de un familiar me contaba que sus hermanos le pidieron que, saliese con quien saliese, no fuera seguidor del Chami. Servidor tiene su preferencia, pero ha decidido hacer trampas y proclamarse fan de los dos, no sea que vaya a perder lectores potenciales que sean aficionados al otro equipo. Por si acaso.

Como conclusión, me temo que vais a ver mucho rugby por esta columna. Así descansamos de la sempiterna polémica del fútbol, que al final acaba cansando. Además, el fútbol no tiene ese gran invento del rugby que es el tercer tiempo, donde las aficiones comparten comida y bebida tras el partido. Rivales en la cancha y después, todos amigos. Así da gusto.

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