Drive-by Truckers – American Band

15/11/2017

Nunca le agradeceré lo suficiente a Javier Lucini lo que está haciendo desde la editorial Dirty Works. No sólo con los libros que está traduciendo (en su mayoría) y editando, sino por el blog que escribe dentro de la página web de la editorial, en el que reseña discos y series en la onda de la editorial: mucho country y rock sureño, esos estilos tan propios de la llamada América Profunda. Sólo me queda leer dichos libros, ir picoteando de aquí y allá en sus recomendaciones, pedirle que vuelvan a sacar camisetas (¡se agotaron las de chico!) y glosar el primero de los discos que escuché de entre sus reseñas, este sensacional American Band de Drive-by Truckers.

Según cuenta el propio Lucini, desde hace una década lo de la banda era un culebrón digno de una buena serie, ahora que están tan de moda, entre deserciones, odios varios y discos en solitario (más en la “Dirtyreseña”). Y cuando casi no había esperanza, sacan este pepinazo cuyas intenciones quedan claras desde la portada: una bandera americana a media asta, y el disco más políticamente comprometido del grupo, muy anti-Trumpita pese a que salió antes de las elecciones que ganó el magnate del peluquín rubio.

El disco se abre con mi tema favorito, Ramon Casiano, un pelotazo rockero al alcance de todos los oídos, en el que Mike Cooley nos cuenta la historia de cómo uno de los jefazos de la Asociación Nacional del Rifle (Harlon Carter) se libró de la cárcel por el asesinato de un joven mexicano, Ramon Casiano, en 1931, pese a que en primera instancia sí fue condenado. La NRA creció desmesuradamente mientras Carter fue su vicepresidente ejecutivo, además de convertirse en el lobby pro-armamentístico que es hoy, a favor de la desregularización del uso de armas. En la letra destaca ese sutil verso en el que dice “hombres cuyos gatillos tiran de sus dedos”.

A partir de aquí y hasta el séptimo tema, los Truckers combinan con habilidad los temas más rockeros con otros más tranquilos, aunque los últimos cuatro temas son bastante lentos por regla general. Darkened Flags at the Cusp of Dawn es un medio tiempo un poco más pausado, en el que se habla de aceptar la parte negativa de cada uno, para luego reconstruir sobre una base de amor (el equipaje que llevas define las cosas en las que te conviertes). Surrender under Protest es otro tema cañero, esta vez sobre la injusticia racial y de cómo unos y otros permanecen ajenos entre ellos y no luchan contra los que instigan la violencia. Guns of Umpqua juega con gran habilidad entre la base de guitarra acústica y punteos de eléctrica acompasados a la letra, que combina las escapadas por la naturaleza y los tiroteos en institutos. Filthy and Fried vuelve a subir el ritmo, aunque con menos intensidad que en Ramon y Surrender, mientras hablan sobre el paso del tiempo, cigarrillos, bebidas y cambio de roles de género, sobre un buen uso del órgano Hammond. Sun don’t shine es, junto a Baggage, los temas más personales e intimistas del disco, en éste sobre amargas despedidas de amores no del todo correspondidos. Cierra este primer bloque el tema más fiestero del disco, Kinky Hypocrite, donde le llueven palos a los guardianes de la moral, que van dando lecciones de cómo hay que comportarse a sus fieles, mientras les roban un dinero que se gastan en ir de farra (los más grandes “separadores” de idiotas y su dinero se corren farras más grandes de las que les gusta admitir).

Los cuatro temas de cierre del disco son los más lentos de los once que componen American Band. Ever South habla de la lucha de los inmigrantes por abrirse camino en Estados Unidos, y cómo la mayoría de las veces no lo consiguen, y se quedan recordando los viejos tiempos, en un tema que dominan piano, bajo y batería. What It Means es un desgarrado canto sobre los asesinatos de Trayvon Martin y Michael Brown, dos jóvenes negros desarmados abatidos por la policía, y de la indiferencia que supone para la gran mayoría blanca tanto los hechos como el movimiento Black Lives Matter (magistral el verso “¿cuál es el sentido de lo post-racial cuando el viejo prejuicio permanece?). La ultima estrofa clama cómo vivimos en una época en la que superamos muchos límites, referencia a la sonda Philae incluida, pero seguimos anclados en el prejuicio. Gran trabajo de Jay Gonzalez con el órgano Hammond para sostener el tema.

Llegamos a mi otro tema favorito del disco, Once They Banned Imagine, una balada de guitarra acústica sobre la prohibición de radiar Imagine de John Lennon (y otras canciones que se pueden leer en esta lista) después del 11-S, y cómo la tragedia sirvió para que el gobierno prohibiera lo que le parecía censurable y reducir las libertades civiles para hacer y deshacer a su antojo. Mike Cooley, en palabras para Paste Magazine, rememora: “No podía entender que Imagine estuviera en esa lista, algo que no necesitábamos estar escuchando en un momento en el que era justo lo que necesitábamos escuchar”. (La negrita es mía). Este tema y su letra fue el que me llevó escribir el poema que yo considero mi Satisfaction, Volverán a prohibir Imagine. (Esto no creo que haga demasiada gracia a Lucini y los Dirtys, poco amigos de poemas y poetas, pero así es la vida).

Cierra un Baggage que no estaba entre mis temas favoritos, pero al que una reescucha más atenta da el valor que merece, pues es una balada guitarrera sobre la depresión, el suicidio, cómo lidiar con la pesada carga que arrastra cada uno, y cómo estamos más cerca de lo que creemos que aquellos que deciden dar el paso y acabar con todo.

Dice la revista Salon que este disco es el equivalente de 2016 al American Idiot de Green Day, y si bien el paralelismo es claro, los chicos de Billie Joe Armstrong son un fenómeno mundial y los Truckers no, por ello el impacto no es el mismo. Para equilibrar esa balanza, desde la modestia, está Javier Lucini y gracias a él, un servidor, para deciros que American Band es un puñetero discazo que merece la pena de principio a fin. Aunque editado el año pasado, para mí uno de los mejores que he oído en este 2017, sin lugar a dudas.

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